En las tardes, cuando la noche comenzaba a asomarse, mucho antes de la televisión, la electricidad; cuando alumbrábamos la cocina con ocote, candil o candelas; era aquel momento cuando mi abuelito nos comenzaba a contar aquellas historias, historias que quedaron plasmadas en mi mente, y ahora quedaron plasmadas en un libro.
¿Te atreverías a leerlo?
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